En el capítulo 3 de Rut, encontramos a una mujer prudente. Una joven que habiendo decidido hacer del Dios verdadero su Dios, también decidió que iba a obedecer a ese Dios. se ocupó de hacer lo que le correspondía e incluso someterse a las leyes de Israel. La ley decía que un pariente cercano a su esposo la podía tomar a ella por esposa para restaurar el linaje de su familia. y ella, pudiéndose casar con cualquiera que quisiera tomarla por esposa, decidió someterse a la ley de Dios y, siguiendo la instrucción de su suegra, se presentó ante Booz para pedirle que la redimiera. Vemos lo arriesgado que era el plan de Noemí, y todo lo que podía haber salido mal, pero también lo emocionante que se va poniendo la historia la ver que Booz no se rehusó a hacer lo que Rut le proponía, porque él veía en ella una mujer virtuosa.
Hay muchas grandes lecciones que hemos aprendido en este recorrido, pero podríamos resumirlas en esta:
“La obediencia, trae bendición, no esperemos que Dios nos bendiga cuando estamos haciendo lo que bien nos parece”.