Al abrir Rut en el segundo capítulo vemos a una mujer emprendedora. Habiendo llegado a Belén decidió hacer lo que hacían los menos favorecidos, que fue ir a recoger espigas en los campos donde se recogía la cosecha. Y justo llegó al campo de Booz, un hombre justo que la recibió con compasión. Vemos que Booz era un hombre generoso e íntegro que atendía a la ley de Dios, y es por eso que le dio una buena bienvenida a Rut. Booz, en su obediencia a Dios era generoso y Rut se se vio beneficiada gracias a esa generosidad. Rut era una mujer diligente, no se dejó morir de hambre y tampoco a su suegra. En un día trabajó tanto que recogió 20 kilos de grano solo espigando, es decir, recogiendo una espiga acá y otras por allá de lo que caía del trabajo de los trabajadores en el campo de Booz. Ella había ido a refugiarse bajo las alas del Dios de Israel y Dios la estaba bendiciendo. Nuestra gran lección en todo esto es que, aunque estamos viendo una historia de amor en desarrollo, tanto Booz, como Rut estaban haciendo lo que les correspondía, no lo que bien les parecía, y Dios se estaba encargando de los resultados.
Te invitamos a escuchar la segunda parte de esta serie del libro de Rut.