En la última enseñanza de esta serie, podemos recordar el orden que encontramos en el modelo de oración presentado por nuestro Señor Jesuscristo. Procuremos siempre darle a nuestras oraciones el sentido que encontramos en el Padre Nuestro.
Establezcamos la prioridad:
En adoración santifiquemos su nombre, reconozcamos su señorío anhelando su reino, sometamos en obediencia a su voluntad.
Expresemos nuestras peticiones en dependencia, reconociendo su fiel provisión, pidamos dirección en nuestras relaciones, perdonando y reconociendo que hemos sido perdonados; y pidamos protección y liberación del mal.
Confiemos en el cuidado y poderío de neustro Señor, exañtando y reconociendo su soberanía (Tuyo es el reino), su poder para hacer lo imposible, y su gloria.