En Cristo gozamos de una esperanza viva y real. Y en el capítulo uno de la primera carta de Pedro encontramos el ánimo que él le da a los hermanos de la iglesia del primer siglo, recordándoles, y recordándonos, que no pertenecemos a este mundo. Podemos ser perseguidos y estar desterrados, pero aunque deseemos y podamos volver a nuestro lugar de origen, aún así seguiremos siendo extranjeros, puesto que neustra patria real está en los cielos.

En este pasaje de 1 de Pedro encontramos el consuelo y el ánimo para seguir adelante, manteniendo la confianza y la mirada en la esperazna que tenemos en los cielos en Cristo.

Te animamos a escuchar el audio de la enseñanza de hoy.