Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?
Se dice que la iglesia cristiana de hoy padece una epidemia. Y es la epidemia de los falsos convertidos. Ahora, ¿qué quiero decir con falsos convertidos? o ¿qué es un falso convertido?
Tienen una visión errada de sí mismos
Tienen una visión errada de la salvación
Tienen una visión errada del pecado
Tienen una visión errada de Dios
Antes de seguir, quiero que oremos. Pero les pido que cada uno tome unos segundos y lea el versículo que acabo de mencionar, 2ª Corintios 13: 5. En diferentes entornos y ocaciones he escuchado a personas expresar que desean avanzar en la madurez en el Señor, que quisieran servir, ser líderes o enseñar la palabra de Dios. Pero pasa el tiempo y no pasa nada. ¿Por qué? Bueno, no voy a decir que eso se debe a que esas personas no tienen a Cristo, solo que esa puede ser una de las razones, la otra es que podemos estar adormecidos, acomodados, distraídos en las cosas de este mundo o incluso tolerando pecado en nuestras vidas.
Oremos
Una de las razones por las cuales considero difícil abordar este tema es porque a veces existe una línea muy borrosa entre exhortar y generar cargas. Y me refiero en parte a lo que dijo Jesús en Mateo 23: 1 – 4. Leámoslo
Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.
Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.
Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.
Yo puedo pararme delante de ustedes y tomar una actitud farisea. Sentándome en la cátedra de Moisés, en los principios bíblicos. Diciendo qué deben o no deben hacer y dando la impresión de que todo lo que digo yo lo cumplo y lo vivo a cabalidad, y terminar atando sobre ustedes cargas pesadas que ni yo mismo puedo llevar. Así que antes de avanzar, quiero decirles que me paro delante de ustedes con temor de Dios y con amor hacia ustedes. Lo que deseo exponer es la palabra de Dios tal como es de modo que surta efecto en nuestras vidas.
Habiendo dicho esto quiero invitarlos a que en el libro de Hechos, leamos el relato del segundo falso convertido de la historia, y digo segundo porque el primero lo estudiaremos más adelante.
Hechos 8: 4 – 25
Lo que estamos leyendo se dio justo después de la primera persecusión de la iglesia. La persecución que inició Saulo de Tarso, quien posteriormente llegaría a ser el Apóstol Pablo. Hacia el final del capítulo 7 se encuentra la ejecución de Esteban, quien fue el primer mártir de la iglesia y murió apedreado por causa de su audaz testimonio de Cristo. Saulo estaba detrás de todo esto y
fue quien dio inicio a esa gran persecución que llevó a que muchos cristianos se dispersaran. Y estos cristianos hicieron precisamente lo que hemos estado aprendiendo en varias ocasiones respecto a la gran comisión. ¿Recuerdan? Cuando Jesús dice “id” y haced discípulos. El significado más preciso de lo que quiso decir es “mientras van” hagan discípulos. Bueno pues estos cristianos perseguidos salieron huyendo, pero mientras huían iban haciendo discípulos. Me causa curiosidad ver cómo Pablo aún desde antes de su conversión influyó drásticamente en la extensión del evangelio. Y esto es precisamente lo que está sucediendo con Felipe. Él iba predicando a Cristo y Dios lo usó tanto entre los de Samaria, que no solo predicaba a Cristo sino que muchas personas eran sanadas y demonios expulsados, así que esto hizo que los samaritanos prestaran atención a su mensaje.
Hoy en día encontramos por todos lados corrientes y enseñanzas cristianas que hacen gran énfasis en milagros, en expulsión de demonios en la “supuesta” imposición del Espíritu Santo. Y generalmente toman pasajes como este que estamos leyendo para justificar sus enseñanzas. El problema que yo veo en ese tipo de enseñanzas es que pierden de vista lo primordial. Se concentran en sus despliegues impresionantes, donde muchas personas se caen, donde estallan en carcajadas, donde no pueden controlar sus movimientos, haciendo sanidades y milagros. Y con esto atraen a miles y más bien debería decir, engañan a miles.
Pero miremos lo que dice el versículo 5. ¿Qué era lo que hacía Felipe? Él predicaba a Cristo. Su tarea primordial era proclamar el mensaje de salvación por medio de Cristo, los milagros, las sanidades y las expulsiones servían para que las personas escucharan atentamente. Eso es lo que dice el versículo 6. Fíjense bien. Felipe no se quedó haciendo un show de milagros, sino que insistía en predicar y la gente lo escuchaba. ¿Alcanzamos a ver la diferencia entre lo que sucedía con Felipe y lo que vemos en los canales cristianos y en tantas iglesias? Todo se ha vuelto al revés, aquí la gente porque veía las señales, y dense cuenta que el versículo 6 dice que las personas veían las señales que hacía, porque veían las señales escuchaban el evangelio. Ahora la gente va a una iglesia como estas y escucha cualquier mensaje, cualquier enseñanza con tal de ver los milagros. Igual me parece interesante que se use la palabra señales, ¿qué es una señal?
Una señal es algo que se utiliza para indicar algo. Como una señal de tránsito. Si uno va viajando por carretera y ve una señal como esta, sabe que se aproxima a una curva. O si ve una señal como esta, sabe que tiene que reducir la velocidad. La señal sirve como guía, nos conduce a algo. Pero la señal en sí no es aquello que indica. La señal de una curva no es la curva, yo no giro por la señal. Lo mismo sucedía aquí con Felipe, las señales no eran el evangelio, sólo lo indicaban. Y eso no ha cambiado hoy. Los milagros y los espectáculos que podemos ver no son el evangelio y no podemos fundamentar nuestra fe en cosas erradas.
Leamos ahora los versículo 9 – 11.
No sé si alcanzaron a ver las coincidencias de lo que dicen estos versículos de Simón con lo que acabamos de leer de Felipe. Pero esto es lo que encuentro.
Según los versículos que acabamos de leer que:
Simón
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Felipe
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todos (desde el más pequeño hasta el más grande) en Samaria lo oían atentamente (v. 10)
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La gente, unánime, escuchaba atentamente (v. 6)
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La gente decía: este es el gran poder de Dios. (Ellos creían que lo que hacía Simón provenía de Dios) (v. 10) (Simplemente decían, nada los hacía actuar)
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Le prestaban atención, porque los había engañado por mucho tiempo (v. 11)
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Cuando veían las señales de Felipe, escuchaban con atención.
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Al creer el evangelio del reino de Dios, se bautizaban.
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Miren que esto es muy interesante. Un mago de esa época podía ser desde un científico químico hasta un brujo, y todo lo que le podamos meter entre esos dos.
Si recordamos el relato del evangelio de Juan, capítulo 2, dice que vinieron unos magos de oriente. El término mago o maggi, lo usaban los orientales para referirse a sabios, maestros, incluso médicos. Pero en el contexto hebreo podía ser eso y mucho más. Los magos que visitaron a Jesús eran estudiosos de los cielos. Conocían las estrellas y las estudiaban, yo me inclino a decir que eran Atrónomos y no Astrólogos, que es muy diferente. Sin embargo aún los astrólogos podían ser considerados magos, así como los adivinos, los encantadores, los ilusionistas, los alquimistas y los hechiceros. El punto aquí es que muchas de estas practicas se alejaban de la honesta investigación científica y terminaban influenciadas por poderes demoníacos. Y esto era un buen negocio especialmente en una ciudad como Samaria, cuyos habitantes eran muy supersticiosos.
Cabe recordar que los samaritanos eran un pueblo mestizo que se originó por la mezcla entre judíos y un pueblo foráneo que los asirios llevaron a Israel después de invadirlo. Los judíos los rechazaban por completo y había tensiones entre ambos pueblos por las diferencias raciales y también porque los samaritanos tenía una religión mezclada entre la instrucción hebrea y las creencias heredadas de otras culturas.
Por esta razón prestaban fácilmente atención a los actos de magia de Simón y se dejaban deslumbrar por él.
Lo interesante es lo que mencioné hace un momento. Este pueblo estaba sorprendido por lo que hacía Simón y decían, que ese era el gran poder de Dios. Eso me hace pensar en cuantas personas dicen, ay, yo voy a tal iglesia, porque allá está el poder de Dios, porque allá sí se manifiesta el espíritu Santo, porque allá si siento que me lleno. Y al igual que las personas de Samaria, estas personas se quedan diciendo que allá esto, que allá aquello, y dicen y dicen y dicen.
El bautizmo en ese contexto era un acto por el cual públicamente anunciaban que estaban arrepentidos y que decidían cambiar su manera de actuar y de llevar sus vidas.
Ahora leamos el versículo 13.
¿Qué pasó con Simón? Qué impresionante es esto. Si nos quedáramos con este relato hasta acá, podríamos dar gloria a Dios por la conversión de Simón. Si él practicaba la magia, y dicen los versículos anteriores que él había engañado a los samaritanos por mucho tiempo, muy seguramente habría ejercido prácticas ocultas. Por lo visto él no era un mago de circo pobre, con unos actos de pacotilla, por algo lo consideraban alguien grande, o importante. Así que la conversión de alguien como Simón, tanto en ese entonces como hoy, debía ser algo sorprendente y maravilloso por lo cual dar gloria a Dios.
Y dice el versículo que no solo creyó sino que se bautizó. Y por lo visto se hizo discípulo de Felipe porque lo acompañaba y estaba atónito ante las señales de Felipe.
Sigamos ahora con los versículos 14 al 17.
Por lo visto el avivamiento que se estaba presentando en Samaria era tal que llegó la noticia hasta Jerusalén. Ahora, recordemos, estamos hablando de samaritanos, que eran despreciados por los judíos. Y por otro lado, los judíos cristianos, por su herencia hebrea, consideraban que el evangelio era solo para el pueblo judío, así que al enterarse que un pueblo como los samaritanos que para ellos eran menos que los gentiles, es decir las personas que no pertenecían al pueblo hebreo, recibían la palabra de Dios, pues enviaron a Pedro y a Juan. Y ellos all encontrar lo que sucedía comprendieron que el mensaje de Cristo era para todo el mundo.
Entonces llegan Pedro y Juan y observan lo que está sucediendo y se dieron cuenta que si bien, estas personas estaban recibiendo el mensaje del evangelio, aún no habían recibido el Espíritu Santo. Así que oraron por ellos imponiéndoles las manos
Sin embargo, como ya leímos todo el pasaje, sabemos en qué va a terminar todo esto. Muy seguramente Simón no se le despegaba a Felipe para poder descubrir su secreto. (ustedes ya saben, un mago nunca revela sus secretos, y por lo visto así ha sido desde siempre) así que supongo que por ética profesional Simón en ningún momento se atrevió a pedirle a Felipe que le revelara sus secretos. De modo que con esto, estas personas recibían el Espíritu Santo.
Bueno, aquí se pone más complicado el pasaje. Sin duda una pregunta que salta a la vista es: ¿Por qué los samaritanos no recibieron el Espíritu Santo al momento en que creyeron en Cristo, como sucede hoy en día, o por lo menos como enseñamos nosotros aquí en la iglesia?
Este era un tiempo crítico de transición. En este punto creo que a lo sumo habrían pasado 3 a 4 semanas desde que Jesús había ascendido al cielo. Y Jesús había dicho que era necesario que él se fuera y que enviaría un consolador, es decir el Espíritu Santo. Así que, dicho en términos más terrenales, hasta ahora se estaba implementando el nuevo pacto.
Hechos 2: 1 – 4 Este fue el punto de partida de la iglesia, cuando los apóstoles y los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo.
Hechos 10: 44 – 46 Esto es lo que sucedió en casa de Cornelio, cuando Pedro recibió instrucciones por visiones de que fuera a la casa de un gentil para predicar el evangelio
Hechos 19: 1 – 7 Pablo, estando en Éfeso también fue usado por Dios para que estas personas primero entendieran el mensaje del evangelio, y luego recibieran el Espíritu Santo
Hechos 11: 14 – 18 Aquí Pedro está relatando la conversión de Cornelio. Y cabe resaltar lo que dice el versículo 18. Estas personas recibían el Espíritu Santo porque se habían arrepentido. Dios no da su Espíritu si no hay arrepentimiento.
Lo que quiero destacar con estos pasajes es que esto sólo sucedió en presencia o por medio de los Apóstoles. Ellos tenían la tarea de predicar el evangelio, de dirigir a la iglesia primitiva e instruirla. Ellos habían estado con Jesús y él les había encomendado directamente esa tarea. Hoy hay muchos que se llaman apóstoles. Poco a poco se han ido creando niveles o jerarquías de hombres con tal de satisfacer los deseos vanos de querer ascender o querer satisfacer el ego. Ya han llegado a apóstoles, hasta donde sé no hay más cargos que inventarse, salvo el del mismo Jesús o Dios, y de hecho hay varios que ya se han autodenominado Cristos y dioses. Pero a la luz de lo que entiendo en la palabra, apóstoles solo hay doce y son los doce que Jesús escogió y a quienes encomendó la tarea de proclamar el evangelio. Y este recibimiento del Espíritu Santo, por lo que veo en la Palabra de Dios se daba era por medio de ellos y en presencia de ellos. Otra coincidencia es que era evidente que estas personas recibían el Espíritu Santo especialmente porque hablaban en lenguas.
Y este es otro tema álgido al que debo desviarme un poco pero con el fin de que haya claridad. Así como se enseña el bautismo del Espíritu Santo también se insiste en muchas iglesias que si no hablas en lenguas, entonces no has recibido el Espíritu Santo.
Por cosas de la vida, o más bien por voluntad de Dios, en una ocasión una persona me recomendó para servir por un tiempo en una iglesia en Los Ángeles. Yo pensé que esta persona era una alguien centrado en la palabra y creí que era buena idea aprovechar esa oportunidad. Así que viajé a Los Ángeles y vaya sorpresa que me llevé cuando conocí al pastor con quien me habían recomendado. Era un coreano y lo primero que me preguntó es que si yo hablaba ne lenguas, a lo cual le respondí que no, entonces me dijo que entonces yo no podía trabajar con él. Porque yo no tenía el Espíritu Santo. Prácticamente me cerró la puerta en la cara… en fin. el resto de la historia podré contarlo en otra ocasión, pero en ese momento yo me preguntaba ¿por qué dicen ellos esto? Es más, yo estaba seguro en quién había creído y sabía que sí tenía al Espíritu de Dios en mí, aunque dura la experiencia, terminé viendo la mano de Dios y su cuidado para conmigo. Bueno la realidad es que cuando cada vez que encuentro que en la Biblia se habla de hablar en lenguas, hay un propósito y un orden claro. En un principio estas personas que recibieron el Espíritu Santo el día de pentecostés. Lo que decían no eran una repetición enredada de palabras sin sentido, era un idioma claro y entendible para quienes lo hablaban y así era, y fue el medio por el cual estas personas fueron usadas para alcanzar a otros pueblos en su idioma.
El desorden y la palabrería que se ven en muchas iglesias dista mucho de lo que yo veo a la luz de la Palabra de Dios. ¿Por qué todas estas personas que alardean de su don de lenguas no van a las tribus no alcanzadas? ¿Saben cuánto tiempo toma aprende un idioma indígena para estar en capacidad de exponer el evangelio? Se toman entre 5 y 8 años. Se imaginan cuánto tiempo se ahorraría en el avance del evangelio si estas personas realmente tuvieran el don. Porque si realmente lo tuvieran lo usarían para lo que es, para proclamar a Cristo y no para proclamarse ellos mismos.
Bueno, volvamos a Hechos 8 y leamos los versículos 18 y 19.
No sé cuánto tiempo llevaba Simón siguiendo a Felipe, pero cuando vio lo que hacían Pedro y Juan ya no aguantó más y, como decimos coloquialmente, peló el cobre. Dejó ver lo que había en su corazón.
Creo que en realidad es fácil de entender lo que pasaba con este mago. Llevaba mucho tiempo engañando a este pueblo y de un momento a otro llegó otro y le “montó la competencia”. Él como buen mago sabía que un mago nunca revela sus secretos, así que en lugar de pedirle a Felipe que le enseñara, optó por seguirlo. Siguió todo lo que decía Felipe y lo peor de todo, es que Felipe no tuvo en ningún momento una razón para creer que la conversión de Simon fuera falsa. Simón siguió de cerca a Felipe y estaba asombrado, supongo que todo el tiempo lo observaba para poder descubrir su secreto pero en ningún momento lo pudo identificar. Luego, supongo que cuando vio lo que hacían Pedro y Juan dijo: ellos son los del secreto, y son ellos los que me pueden dar lo que he estado buscando.
Leamos ahora los versículos 20 al 23.
Pedro lo reprendió fuertemente, y con razón. Yo creo que Pedro sintió un celo muy fuerte por Dios ante la oferta que le hizo Simón. Y en realidad no era para menos
La oferta de Simón hizo evidente que este hombre no era un verdadero discípulo. Y Pedro lo tenía muy claro y se lo hizo saber. Saben, Simón estaba con Felipe, estaba entre los creyentes, se había bautizado, había dejado la magia, pero cómo estaba según Pedro. Estaba perdido, iba para el infierno, estaba en prisión de maldad, en hiel de amargura. ¿Alcanzamos a darnos cuenta?
¿Saben qué es peor que ir al infierno? Peor que ir al infierno es llegar al infierno creyendo que se va para el cielo. Es lo que muchos creen, y no necesariamiente hablo de personas dentro de la iglesia sino en general. Siempre que alguien muere sus familiares suelen pensar y decir que fue al cielo. Pero no es cierto. O las personas que creen ser buenas y que con no hacerle mal a nadie aseguran el cielo, mueren engañanadas y llegan al infierno pensando que van para el cielo. Bueno, peor que todo eso es creer que se va al cielo por que se “es cristiano” y terminar en el mismo infierno.
Este hombre había hecho todo lo externo para parecer cristiano, pero nunca había habido una transformación en su interior, nunca había habido un encuentro real con Cristo.
Leamos ahora los versículos 24 y 25.
Ante todo lo que le dijo Pedro, este hombre les pide que rueguen al Señor (fíjense cómo dice, Señor, no todo el que me dice Señor, Senor, entrará en el reino de los cielos) que nada de lo que había dicho le sucediera.
Simón seguía con su misma manera de pensar. Seguía siendo supersticioso. Yo creo que a su parecer, lo que Pedro le dijo le sonó a una maldición y por eso pidió que eso no le viniera sobre él. Es lamentable esta reacción. No reconoció su pecado, no se arrepintió, solo se limitó a pedir que otros oraran por él.
Cuántas veces no hemos escuchado algo similar en otras personas. En la universidad mis compañeros sabían que yo era cristiano y a con muy pocos tuve la oportunidad de exponerles el evangelio con claridad, pero cuando teníamos cierres, o entregas finales, solían decirme: “Eduardo rece para que nos vaya bien”. En otra ocasión escuchaba a un familia mío, en medio de un momento difícil nos pedía que oráramos por él, pero él mismo no oraba, él mismo no buscaba a Dios. Y eso me lleva a Hebreos 11: 6 y a Amós 5: 4
Sin fe es imposible agradar a Dios, de qué servía que mis compañeros de universidad me pidieran que orara si ellos no creían en Dios o no querían acercarce a él. Como leíamos el domingo pasado en Amós, Dios mismo dice: buscadme y vivieréis.
Es imposible vivir la vida cristiana sin Cristo.
En conclusión, como decía al principio, podemos decir que Simón:
Tenía una visión errada de sí mismo. Se creía una gran persona. Tan grande y tan bueno que no necesitaba arrepentimiento.
Tenía una visión errada de la salvación. Creía que se podía comprar, o que se podía ganar, incluso adivinar.
Tenía una visión errada del pecado. En ningún momento se vio arrepentimiento en él, por consiguiente no confesó sus pecados. Es difícil que una persona así pueda entender y aceptar el evangelio
Tenía una visión errada de Dios. En ningún momento reconoció el poder de Dios, sólo pensó que era otra magia, algo que podía aprender a dominar así como sus otros conocimientos.
Todo su cristianismo era externo. Creyó, siguió a Felipe, se bautizó, incluso quería tener el don de los Apóstoles para él también dar el Espíritu Santo a otros, esa era una buena intención.
Si hay algo que nunca dejó de hacer fue engañar. Logró que muchos creyeran que sí era un creyente, pero nunca fue transformado.
Lo mismo nos puede pasar a nosotros. Podemos engañar a nuestros hermanos y a nuestra familia. Seguir la corriente del cristiano. Ir a la iglesia, bautizarse, leer la biblia, cantar, ir a campamentos, muchas cosas, pero quiero que pensemos nuevamente en el versículo que mencioné al comienzo 2ª Corintios 13: 5.Debemos examinarnos y ver si estamos en la fe realmente. O si solo estamos siguiendo una corriente y creyendo que nos basta con eso para obtener la salvación. Sin nunca habernos arrepentido, sin haber entendido la gravedad del pecado, sin sorprendernos ante la inmensa gracia de Dios.
¿Saben? El verdadero cristianismo no se vive aquí en la iglesia los domingos, se vive entre semana allá afuera, en casa, especialmente en casa. Podemos caer en el error de Simón, querer engañar a los demás y engañarnos a nosotros mismos.
Simón quería la bendición de Dios, sin renunciar a la maldición del pecado y del mundo. Creía que su dinero y su poder podían comprar algo tan sublime como lo es el don del Espíritu Santo. Seguía sintiéndose cómodo con su forma de pensar. Pero el verdadero cristiano se aleja voluntariamente del mundo y del pecado. Eso quiero repetirlo. El verdadero cristiano se aleja voluntariamente del mundo y del pecado.
¿A quiénes les ha pasado eso? Yo me siento incómodo con cosas que antes no me molestaban. Y veo que es el resultado de un entendimiento renovado, transformado. Pero si te sientes cómodo con las cosas del mundo, sería bueno que te examinaras. Sé que muchos piensan que yo soy exagerado, que eso de no ver televisión, o de no escuchar música del mundo tampoco es para tanto.
En realidad esto no me sorprende
2 de Timoteo 3: 12 dice: Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución
La persecución, la burla es normal. Pero también Santiago 4: 4 dice.
!!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.